El camino se hunde sobre la acera. Viles pústulas cementarías despedazan las grandiosas vidas abatidas, voceras de mis complejas eternidades. Me revuelco en el aroma surcado de grises retazos de flores y muero entre tanta animosidad. Me acerco como de costumbre, risas, gritos, masticadas y borracheras incontenibles...encuentro un momento despilfarrado de placer, el aire se presume delicioso, los campos lucen radiantes e inagotables. Cierro los ojos un instante, no concibo tanta belleza, la guardo en mis recuerdos.
El camino aunque incomodo destila sorbos de complicidad -otra vez el crepúsculo cetrino- pienso sentado en algunas milpas arengosas. Mi vista se nubla. La sangre es espesa. Contengo el orgasmo. El infinito se sazona a la par de este banquete, la luna me sonríe con su tenue resplandor. A la orilla, el rostro ajeno de perfectas facciones sofoca mis días en la espesura de este cielo raso, en los arboles que se ahogan de melancolía.
El minúsculo placer sigue cortejando seres fantasmales, deformaciones corpóreas que la estética impune discrimina sin pestañar. Las líneas perfectas que se vuelcan a la realidad se imponen y cran nuevos preceptos de felicidad. Los días de sol serán lejanos recuerdos. Escurre fango vespertino, mi nombre no figura en las constelaciones triunfantes.
Las balas recorren estos terrenos emergidos. Corren de inmediato hombres y mujeres. Pequeñas estupideces diáfanas transcurren. El azoro sorprende abrupto el tono festivo de los habitantes. En la noche trastornada, gritos desconsolados empantanan el viento, los sonidos se encorvan en un alma agobiada, marchan sobre la luna turbia donde los olores se tatúan.
Un bello manto flota etéreo sobre un aire intempestuoso, uniforme a pesar del movimiento, se fusiona ondulante al rostro cual aura desenfadada...La vestimenta pliega innumerables miembros con los mejores pasos de danza. Un festín de música encriptada agoniza como todos nosotros ahora.
1 comentario:
demasiado depresivo/opresivo/desdeño para mi gusto
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