Mis inseguridades me consternan, me lanzan al abismo
infernal de la incertidumbre, mis facciones se desmoronan
hasta quedar en piedra, es una decadencia suprema
que recubre las arterias con un tenue vaho viperino.
Cuando camina en los pensamientos, ya nada se puede
vislumbrar, o tal vez solo el crepusculo cetrino y
mordaz.
Asì transcurren mis dias en un ocaso alimentado
por el olvido.
Y en el remoto caso que laluna se apiade de mis
entrañas, renacere trecientosmilenios despues de
hoy, con el fresco rocio de la
calamidad.
Unas luces seran mi guia al inframundo terrestre
y mis palabras seran tatuadas bajo el estigma fuliginoso
de la contradicciòn.
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