11 de septiembre de 2009

Polvo

Me gusta el sabor de lo clandestino. El almíbar repleto y tembloroso se impregna en los talones. A veces la sucia aura seduce el olfato. En la negrura encuentro una insatisfecha pasión que brinda luminiscencia sempiterna y caustica, es el primer orgasmo que se hunde en el excremento para no ser reconocido. Los límpidos olores arrullan el espíritu, pisotean con sus esplendidas formas mi voluntad. Cierran mis parpados y transito certero por las diversas olas de varios miembros. Fluidos incandescentes adornan cutis abrasador, desparramando el mundo onírico. Se hizo presente el polvo conmovido.

Las pupilas derrumban con temblorosa inspiración las comisuras categóricamente amorfas. Cientos de gotas sulfurosas taladran las ideas despóticas del mundo. Las pequeñas figuras dolorosas se presentan espontaneas en aquellas mujeres con el rebozo triste y miserable, su fragancia teñida de herrumbre mineral y cósmico describe su avanzada calamidad, cultura vencida y mortecina. Las líneas negruzcas de su rostro complican la franca eternidad de sus almas, la profundidad se arroja en atisbos secretos. Las trémulas pisadas transitan en rescoldos vejados por la memoria, antiguos recuerdos se acrisolan en la garganta y se asientan en el semblante, una exhalación salva el momento, lo anticipa en la vereda limpia y ceñida de fatalidades. Centurias vaciaron mi paciencia. Se despojaron de las hoscas ropas de purgatorio para redimirse bajo aquellas tierras yermas y vagabundas. El polvo penetro infantas fulguras que merodearon en la noche y se infiltraron en cada pensamiento. Como en la pueril juventud este momento lacera el presente.

1 comentario:

dust dijo...

polvo eres y en polvo te convertirás